Ayuda al Suicida

Comentarios, pensamientos, referencias, artículos magistrales, dudas, afirmaciones, sobre la prevención del suicidio, el acompañamientos a quienes sufren esta crisis, y posvención a familiares y amigos de un suicidio. Para tratar de "humanizar" con la educacíon, con conocimiento sobre el suicidio.

viernes, noviembre 09, 2007

el Anciano y el fuego

El anciano y el fuego

En nuestras culturas ancestrales, hoy todavía muy presentes de una forma revalorizadas y prestigiadas en lo cultural y desprestigiadas en lo político y económico. Estoy refiriéndome a nuestra cultura Aimará, anteriores de los Incas, una raza que sobrevive con los mismos valores y con la misma tradición por miles de años, realmente una sabiduría milenaria, una sabiduría inimitable y muy difícil de entender y de conocer. Las generaciones de ellos transcurren muy lentamente, no con la velocidad de nuestra cultura.

El tema es que su sabiduría se trasmite de generación en generación de forma oral y de forma doméstica en sus propias tribus, recordemos que ellos viven muchísimos años, 80 años, 90 años, 110 años 130 años, y las generaciones se juntan, se conocen se dan la mano y se respetan (hoy 50 años sos un viejo).No es extraño que un viejo charle con un joven cuatro o cinco generaciones mas joven que él y lo ilustre sobre su cultura, su sabiduría.

Pero existe otro tipo de enseñanza que tiene que ver con curar, con los poderes telepáticos que ellos tienen, que se trasmiten solo a los elegidos, y este anciano era una de ellos y se llamaba Ñub y tenía sentado junto a él a Trafúl un joven que había perdido a su prometida.
El anciano usaba mucho el fuego, y tenía una hoguera en el medio de su casa que calentaba e iluminaba todo el día, además era el oráculo para que este viejo pudiera descifrar los mensajes de sus antepasados y poder actualizar un poder dado por los ancestros.

Trafúl estaba muy apesadumbrado, deprimido por así decirlo, su dolor era tan terrible que le daban ganas de terminar con todo de una ves. Su mirada era distante, estaba muy ensimismado y lleno de tristeza. Le jugaba una mala pasaba el deseo de estar con su amada y sentirse traicionado por ella, por que:
- “El moría de amor por ella, pero ella murió para mi, ya no la tengo y no la tendré” se decía para sí.
Con una mirada severa le pregunto al anciano.
- Nub, ¿Cuándo volveré a tener fe?
El anciano le devolvía una mirada amorosa y libre de presión y premura. Agarró un manojo de ramas, limpió el costado de la fogata y las arrojó al fuego, estas empezaron arder y tomar altura.
- Ves el corazón de esas llamas, Traful.
- Sí. Dijo el joven.
- ¿Qué es lo que ves?
- Solo una triste llama amarilla
- ¿Qué más, puedes ver?
- Solo eso y nada más.
El fuego tomó altura ante las nuevas ramas que colocaba el anciano. Y este le dijo al fin:
- El dolor Traful, es un momento de transición, pero atento, debemos cuidar nuestra hoguera, donde tenemos el fuego interno que nos hace brillar, soñar, tener fe. Intenta limpiar tu hogar interior, intenta ponerle mas leña para iluminar la sala oscura que se ha vuelto tu vida. Y cuando escuches interiormente que el fuego toma vida, que la madera empiezan a tener música y que las llamas se trasforman en una ceremonia de color y escuchas, ves historias que estas llamas te cuentan, veras que la esperanza y la fe “te serán devueltas”, que la mano de los ancestros guiaran tu vida y volverás a sentir tu corazón renovado.
En todo date tiempo,
En todo date lugar.
En todo date espacio.
En todo date respeto.


Marcelo Correa
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