Ayuda al Suicida

Comentarios, pensamientos, referencias, artículos magistrales, dudas, afirmaciones, sobre la prevención del suicidio, el acompañamientos a quienes sufren esta crisis, y posvención a familiares y amigos de un suicidio. Para tratar de "humanizar" con la educacíon, con conocimiento sobre el suicidio.

lunes, agosto 28, 2006

Batalla

Carta leída por un capitán ante la muerte por suicidio de un camarada, en su entierro.


Nuestro ser querido murió en su campo de batalla. Lo mataron feroces enemigos en su guerra personal. Sus adversarios eran tan verdaderos, que su ataúd nos refleja signos de una feroz contienda tan real como despareja.

Nuestro recuerdo vislumbra sus batallas, sus ataques, de los cuales de muchos salió mal herido, pero se recompuso y en otros enfrentamientos salió triunfante.

Pero este enemigo junto energías, lo dejó acorralado, solo, mal herido. Con la desesperación propia de un guerrero, puso fin a su tormento.

Ante nuestros ojos, parece que perdió su guerra. Pero solo cayó abatido en una batalla más, la más triste e importante. La guerra sigue, no ya desde nuestras trincheras si no con la protección de Jesús, ya no más solo.

¿Dónde está el mérito de su último momento final?
En su lucha despareja, en enfrentarse a un terrible enemigo, en triunfar en las batallas, en haberse escondido mal herido y aún así, seguir dando combate.
En varias oportunidades fuimos compañeros de contienda, pero la mayoria de las veces fue su Gran Lucha Personal.

Su próxima batalla será y “de esto mi Fe, da fe a mi Palabra”: La Resurrección. Ella será su gran victoria.
Y nos encontraremos, porque ni esta vida, ni la muerte nos separarán, y cuando estemos juntos nos daremos ese abrazo que quedo pendiente. El abrazo a un bravo guerrero que luchó su guerra hasta el final.

Ante un caballero me despido, pero no hasta siempre, por que la Esperanza me dice, me afirma:

“Nos volveremos a encontrar”.



Marcelo Correa
www.ayudaalsuicida.blogspot.com

El duelo y los niños

El Duelo y los Niños

A veces, tendemos a proteger a los niños, nietos, no haciéndolos partícipes en despedir los restos de su abuelito, o de su tío. Le quitamos el derecho de despedida universal, innato en todo ser humano de despedir a sus seres queridos, que esta presente en todas las culturas y en todas las religiones el echo que: los niños despidan a sus seres queridos a su morada final.
Nuestra modernidad trata de protegerlos detrás de caprichos irracionales diciéndoles: “Después”, “Más adelante”, “Es muy chico”o “No va a entender”. Detrás de este tipo de artilugios, con miedos reales e imaginarios, nos perdemos la oportunidad de escuchar a veces a nuestros hijos con cordura, con altura, de cómo enfrentan las cosas vitales de la vida que es el morir, y como la enfrentamos nosotros con muchos mas miedos que los que ellos tienen. Ellos tienen sobre la muerte una mirada franca, simple, y se enfrentan al duelo y la despedida con altura y dignidad. Nuestros niños tienen la Palabra Justa. Y muchas veces tienen la Respuesta Justa. Ellos usan sentencias simples que nos hablan de que “Nosotros también vamos a morir”, y descubrimos en ese momento por boca de un nene de cinco años que no somos inmortales.
Descubrimos en su actuar en el entierro las cosas importantes a las que les tenemos que dar importancia y todo por hacer participar a un niño de las exequias religiosas, de la parte mas trágica que tiene la despedida, la final, la del no retorno, y los niños la enfrentan con total libertad y entereza. Por eso para evitar males mayores como proteger a un niños pequeño de no vivir un entierro por que es muy trágico piense que “Lo va a tener que vivir en cualquier momento” por que “La muerte siempre está presente en nuestra vida”, es un echo que “No podemos evitar” y “No pregunta edad ni distingue sexo ni clase social”. Siempre esta presente, aunque no le tengamos en cuenta.

Cuando pregunté por la única nieta de la abuela, me dijeron es muy pequeña, no entiende de estas cosas tiene solo un año y nueve meses, apenas si sabe hablar. Pasó el tiempo en el velorio y pregunte por la nieta, y le explique de la necesidad que la nieta “viva y sintonice con esto que estaban viviendo los padres”, que “sienta las emociones reales de un duelo”, de unos padres dolidos ante la perdida de la abuela y si ella pide verla por que no. El papa se preguntaba si era bueno o si no llevar a la su hija, le dije que lo debatiera libremente con su mujer, y al final la llevaron al velatorio, una nena desenvuelta, como le habían explicado hizo todas las preguntas, los dejó a todos con la boca abierta.
También recuerdo a la única nieta de cinco añitos que estaba en la casa sus padres lejos de toda la llegada de parientes y amigos por la muerte de su abuelito. Ante la decisión de sus padres de no permitirle llevarla a participar de las exequias, los traté de escuchar y ver que tenían mas miedos ellos que ella por todo lo que podría llegar a pasar, y según ellos querían que recordaran a su abuelo sonriendo y no muerto. El tema que el abuelo no estaba vivo, y era esa la última oportunidad de despedirlo con total libertad, y era un derecho de su nieta único, innegable, que no se repetiría nunca más. Y las justificaciones eran válidas, pero no del todo. Después a la hora de la tarde entró la nieta en la sala velatoria ante la mirada de todos los amigos y nos demostró lo que es el respeto por la “vida y muerte”.

Es que los niños, nos enseñan a enfrentarnos con las cosas importantes de la vida con:
Franqueza
Inocencia
Delicadeza
Soltura
Preguntas
Sin miedos
Respeto

A los niños, si les damos la oportunidad de participar de las cosas importantes nos desafían a vivir el duelo y las cosas difíciles con mucha Humanidad.


Marcelo Correa
www.estacionesdelalma.com.arayudaalsuicida.blogspot.com

Viernes Santo

Viernes Santo

Eran tiempos difíciles, el trabajo había que inventarlo, todo era a base de agotadoras jornadas y lejos de casa. La mayoría eran trabajadores rurales, como Raúl. Las comodidades hogareñas se parecían a incomodidades. Su padre Ernesto era un tipo muy cerrado, la abuela Virginia hacendosa y católica. La capilla abría unas ves por mes y para semana santa.

Sus hijos quedaban al cuidado de los abuelos por largas jornadas, ya que Raúl no podía volver de la estancia. Su esposa Sofía, algunos fines de semanas faltaba por que trabajaba en la cocina de otra estancia. Ella era de una belleza angelical que cuidaba con esmero y entre las empleadas la que mejor paga recibía. Pero tenía un taladro en su cabeza que no la dejaba descansar, grandes miedos y temores. Lo que hacía que Raúl cuando estuviera en la casa le demandara casi todo su tiempo en atenderla.
Los curanderos eran el remedio eficaz para sus miedos fabulosos. Los conjuros y el alcohol eran sus mágicos amigos en las noches donde Raúl la acompañaba como “teniéndole la vela”. Cuando él regresaba a trabajar, Sofía quedaba con sus suegros a la deriva con barcos de alcohol y curanderos que corrían de acá para allá cuando sus terrores no le daban descanso.
Los hijos todo un capítulo aparte, donde al quedar en segundo plano de las exigencias de los padres están como caídos del cuadro cotidiano de la vida, detrás de la demanda de Sofía que lo único que quería era en verdad volver a su pueblo donde vivía su amor adolescente, quién le brindo todo lo que una belleza precisa, pasión y locura que la dejaron marcada para siempre.
Ella en la estancia era otra persona, los hijos de los dueños le hacían regalos y se preocupaban por ella, a cambio recibían algo más que una cuidadosa mesa bien servida.
Sofía estaba en el centro de toda encrucijada, como en medio de un laberinto sin salida, donde el miedo y la pasión eran su compañía. Raúl recibía la parte más amarga de esta historia. Él la comprendía mucho, aún su deseo de dejarlo. Tenía mucha culpa por no haberle brindado un futuro próspero.

A todo esto, detrás del cuadro aparece lo trágico, lo que estaba oculto y presente desde antes de este relato.
El cerrado abuelo Ernesto es descubierto. Raúl es avisado y él sabe que le espera lo peor. No tiene escapatoria. Se dirige al galpón y pone fin a tantos años de esta actitud tan despreciable y encubierta. Pero esta vez llegó muy lejos, sus nietos las víctimas.
Virginia ese domingo no fue a misa. Se puso en la puerta vestida ya de dolor, de luto esperando a su hijo Raúl y a suplicarle por su padre y a esperara que Ernesto volviera del galpón. Ella ya sabía que Ernesto volvería a la cárcel.
Raúl llegó a todo galope, y con los ojos llenos de veneno buscó directamente a su padre, quien yacía como un cobarde que abandona la historia y no tiene el valor de enfrentar sus actos en el galpón abatido por su propia mano.
Al velorio fueron los mayores conocidos de Ernesto y los que no conocían los detalles que precipitaron su muerte. Más todos sabían que si el velorio era a cajón cerrado era que murió de Mala muerte.
Raúl cambió de actitud. Dejó de “tenerle la vela” a Sofía, ella se sintió abandonada y paradójicamente la abandonaron los ataques de miedo. Volvió a su pueblo a ver a sus padres, para que sus hijos estuvieran lejos lugar donde vivieron tanto dolor y a caer en los brazos de su amor, donde a ala hora de la verdad sólo encontró un desierto en medio de su mar de pasiones.
Virginia después de dos años, en vísperas de un viernes santo le comento a Raúl de ir a misa, era su posibilidad de ir de negro. Raúl la acompaño y los dos salieron en el sulki, tirado por el percherón de la familia.
A la entrada de la iglesia se hicieron la señal de la cruz con agua bendita. Todo les recordaba el día que trajeron a Ernesto, Cristo no estaba en el altar, ni en el sagrario, si no en el centro, delante del altar una figura del Cristo yaciente ocupaba el mismo lugar donde su marido fue el centro de la ceremonia.
El cura recitaba las palabras de Cristo en el vía Crucis, a Raúl se le empezó a iluminar el alma. Se tomaron de la mano con Virginia y el cura puso en sus labios una expresión del Cristo crucificado:
- “Padre perdónalos por que no saben lo que hacen”

Virginia sentía que el que estaba muerto era su Ernesto, sentía culpa y su mano le transpiraba un sudor frío.
El cura cuando se estaba por referir al ladrón que le pedía compasión, Raúl se arrodillo pero sin soltar la mano de su madre, de la cual sentía una comunión muy especial.
El cura dijo:
-“Desde hoy entrarás conmigo en el paraíso”.

® Marcelo Correa 2004
www.ayudaalsuicida.blogspot.com

Sobre la Solidaridad

Sobre la solidaridad

Para ser solidarios tenemos que plantearnos un par de preguntas.
¿Para qué ser solidarios, por qué ser solidarios, cómo serlo?
¿Para qué tenemos que hablar de solidaridad y nos del último CD que compré?
Digamos que si bien la solidaridad es popular, es mas bien de muchos tener acciones o actos solidarios. Como dar cosas, ayudar a cruzar la calle. Pero más allá de estas acciones el “ser solidarios” tiene que ver con la decisión, con el compromiso personal, con “el sí ante la necesidad y carencia del otro”. Hay una falta en nuestra sociedad de Solidarios, mas no de personas que hacen acciones solidarias. Y la rareza radica en que el Solidario, primero lo fue consigo mismo, se tendió un puente con sus demonios, con sus carencias con sus humillaciones, con sus dolores y se abrazó así mismo de forma misteriosa y se amó, no narcisistamente, si solidariamente para consigo mismo. Luego se comprometió con las raíces de su pueblo, con el destino de los más débiles, con los que no tienen esperanza. Solo así (creo personalmente) encontramos ese sentido solidario, que se trasforma en un echo histórico que trasforma la realidad, que humaniza y la ama mas allá de las fragilidades. En el compromiso solidario al principio parece que nos metemos en un mundo extraño y espantoso (droga, sida, pobreza, locura, suicidio, fobias, etc). Pero maternos en el mundo del dolor después de haber surcado el propio, es una de las premisas por las cuales tenemos que luchar por que la responsabilidad es tuya, tuya y también es mía.

27/4/06
Marcelo Correa
www.ayudaalsuicida.blogspot.com

Un día más

Si hubiera vivido un día mas
Te habría consolado.
Se que no cubrí tus expectativas.
Se que no fui el reaccionario que esperabas.
Habría abierto el cielo.
Para que descolgarte de la soga..

Si hubiera vivido un día mas
Se que tu desesperación
Se abría trasformado en esperanza.
Nos abríamos reconciliado.
No con nuestras expectativas,
Por que te diste cuenta tarde
De quién verdaderamente soy yo,
Fuiste el último en tomar magnitud de tus acciones
Y te dejaron solo
Si bien no comparto tu decisión
Te comprendo
Y te aseguro amigo Judas:
“Que hoy mismo estarás en el Paraíso,
por que no sabías lo que hacías
no tomastes magnitud”
Creías que lo mío era político
Y en realidad se trata del reino
Pero del Reino de Corazón.

Amigo, Si hubiera vivido un día más.
Nos abríamos dado un abrazo
de comprensión que no tuvimos.
Tu no has tenido la culpa de lo que me ha pasado,
De mi destino, por mas que muchos te la echen,
No te sientas atormentado.
Verás quise acompañarte
Ser el ángel que te consolara
En la desesperación.
Pero eras tú el que escogistes tu final.

Recuerda, nos vemos en el Paraíso.

1/5/06
Marcelo Correa
San Juan
Argentina
www.ayudaalsuicida.blogstop.com

Señales de alarma en el suicidio

Señales de alarma en el suicidio

La conducta suicida en esta mitad de la primer década del 2000 sería una de las situaciones más previsibles si la sociedad tuviera los recursos para poder actuar ante las señales de alarma, los indicios y cambios que se ven antes y no luego detrás de cada suicidio.
Si una persona te manifiesta deseos de “terminar con todo”, si expresa que “ya no quiere vivir más”, pueden ser claras señales de que las cosas para la persona no van nada bien y tenemos que indagar con respeto y mucha discreción el significado profundo de lo que nos dice, ya que si es una expresión vaga o ambigua no deja de ser dolorosa, pero si es la antesala de una conducta suicida tenemos que escuchar con mas profundidad, darle nuestro apoyo, compañía y mucha misericordia por lo que vive y pedir ayuda a un profesional en salud. Nunca debemos dejar sola a la persona, siempre la tenemos que acompañar hasta que tenga los recursos internos para no lastimarse o fuera del riesgo suicida.
Si quien lees estas líneas estas tramando en tu interior suicidarte o terminar con todo y lo has hablado y no has tenido el eco o la respuesta adecuada, te sugerimos que busques otros lugares, otras instituciones, otro profesional, otro familiar, otro profesor que te escuche, te comprenda, y que el echo de hablar y ser escuchado, puede ser un puente para salir adelante, y ver el dolor y el sufrimiento interno no como una amenaza personal, si como una oportunidad de cambio y aprendizaje personal, ya que “el dolor es un gran maestro” que siempre deja profundas enseñanzas.
Para mas información:

ayudaalsuicida.blogspot.comMarcelo Correa

El camino de la Esperanza

“El camino de la Esperanza”

Hay situaciones en que tenemos que elaborar hechos sumamente traumatizable y a la ves trascendentes, marcando en nuestra vida en “un antes de... y un después de...” En algunos casos se sabe más el tiempo que transcurrió, desde la perdida o suceso, que el mes y día que la persona está “como viviendo”.

Las expectativas son grandes, y a la vez mágicas, buscamos analizar todo, buscamos información de todos lados, nos paralizan a la vez situaciones, lugares, personas, esperamos del otro que elabore lo suyo a nuestro ritmo o presentimos que él está parado en su duelo y nosotros lo llevamos bien. Hasta que caemos en un valle del cual no podemos huir, tomando dimensión que este camino es: único, personal e irrepetible. Y por que no, intransferible (aunque a veces hay este deseo de que sean otros lo que pasen por este camino).

Estas expectativas nos ponen en movimiento, pero a la ves ansiosos, nos impulsan hacia emociones que no siempre condicen con la realidad del suceso, si reales para nuestro cuerpo que tiene que soportar y sufrir toda clase de tormentos emocionales por expectativas irreales e incumplibles.

Las expectativas tienen que ver con situaciones puntuales, con hechos y vivencias particulares. Por ejemplo: que mi marido se ponga mejor, que mi hija visite al psicólogo, que el sacerdote me llame, que la vecina me escuche, que la policía no me vigile más, que mis síntomas cedan, que este remedio me calme, que estas gotas me curen, que este profesional me sane, que Dios me ponga en el camino las soluciones, que el grupo me haga sentir bien, que haya algo que no me haga sufrir más, y un largo etc. tan largo como expectativas hay o pueda fabricar nuestro mundo mental. Algunas visibles, otras reales y otras mágicas. Lo que sí todas generan una ansiedad intensa según la importancia que les asignemos y nos ponen en movimiento hacia el cumplimiento o no de dicha expectativa. Un futuro previsible, prevenible pero cargado de impaciencia, donde la felicidad duda de sí misma.



© Marcelo Alejandro Correa
Febrero 2004
www.ayudaalsuicida.blogspot.com

Av ovo

Ab ovo (desde el huevo)

En la prevención del suicidio o prevención de la vida, de supuesto malestar que queremos evitar (muerte por suicidio) por que deja huellas en nuestros corazones muy difíciles de sobrellevar.
Vemos este avance anti-cultural que es el aborto. Por que mas allá de los dos razonados casos de La Plata y Mendoza , el aborto está debajo de la alfombra y muy lejos de los debates judiciales creciendo día a día y cada ves más seguido escuchamos, en tal clínica, tal médico es abortista, tal enfermera en su casa, en la clínica que cerraron hace años solo se abre de noche para realizar abortos por 300 pesos o ante la posibilidad que nazca deficiente le hicieron un aborto terapéutico.
En nuestra tarea pastoral después del suicidio de un hijo/a me encuentro con este volcán que es el aborto y el suicidio mezclados con una fuerza destructiva y mortal lamentablemente.
Ficcionando la realidad cuento esta historia:

“En mi primer embarazo accedí al aborto, la verdad por presión familiar, por que no sabía nada de nada, por que mi pareja me llevó hacerlo, pero en mi segundo embarazo no quise pasar mas por ese infierno y la presión familiar y de la pareja no fueron motivo para abortar de nuevo, no lo hice, no quise sentirme de nuevo vacía”.

Vemos que la madre se logra superar, logra salir adelante, pero que pasa con el ser que se gesta en la pancita y que tuvo que soportar sin defenderse de todas las pistolas, revólveres de grueso calibre que lo apuntaron con la sentencia: “Por que no lo abortas”, “Hijo tus seres queridos te quieren matar”, tendrás que convivir con ese maldito secreto hasta que te mueras.

Edwin Ringel dice: “que el impulso suicida nace de las zonas de cerebro más primitivas”, y es justamente que este bebe ya nace con una marca con la que tendrá que convivir y a veces se trasforma esta marca en un fantasma que lo querrá destruir que son secretos que quienes lo padecen casi nunca se enteran, mas si se sospecha, se le sobrevive, pero en muy pocas ocasiones se lo puede mirar de frente, serenamente, amablemente para asumirlo y aceptar como parte de nuestra historia.
Estos secretos que aparecen como volcanes reprimidos en los relatos de padres después del suicidio de un hijo con esas marcas de la vida que explotan que pujan surgir para que se los asuma de una forma u otra.
No creo que estas facetas de la vida sean la causal de un suicidio pero si la marca que puede predisponer al mismo. Cuando todo se originó, en el momento de querer abortar, nadie podría imaginar un desenlace fatal 20 años después. Pero con la vida las complicaciones nunca se saben cuando aparecen, ni cuando se originan. Lo claro de todo esto es que tenemos que conocer, saber que este “efecto mariposa” tiene en el futuro sus complicaciones, y que tiene que ser hablado, analizado, sacado a luz antes que la noche nos siga robando a nuestros jóvenes, algunos marcados con estas secuelas de guerra.

Marcelo Correa
ayudaalsuicida.blogstop.com

viernes, agosto 25, 2006

Ayuda al Suicida

Durante màs de 15 años de intenso trabajo como voluntario y como formador de centros de ayuda al suicida, moderar grupos, conferencias, congresos, editar varios libros y artículos en diarios y revistas. Con el único fin de llegar a quien está en sintonía de pedir ayuda, de conocer y saber cuales son las señales de peligro ante el suicido, de que todo el mundo tenga el derecho a la información que muchas veces, previa paga está negado y tapado. Es que veo como puedo desarrollar este sitio para vertir mi opinión en temas de prevención de suicidio, acompañamiento a quién está en peligro suicida, posvención suicida a familiares y amigos y todo lo relacionado a la Salud de las personas. Con el único fin de intentar "humanizar" la relación con la vida y la muerte, la relación entre pares, la relación entre hermanos, familiares, amigos, parejas, amantes, novios, compañeros o cualquier persona interesada en el tema.

Con todo respeto por los que piensan distinto y a quienes me acompañan por tantos años "gracias".

Marcelo Correa